El cerebro se encoge paulatinamente durante el transcurso del día, haciéndose más pequeño por la tarde-noche para volver a su tamaño completo al día siguiente, según revela un nuevo estudio.
Cada noche se realiza literalmente una limpieza exhaustiva en nuestro cerebro, una acción indispensable para despertarnos con bienestar y funcionar a pleno rendimiento al día siguiente. Según un equipo de investigadores de la Universidad de Rochester, cuya publicación aparece en la revista «Science», cuando estamos dormidos las células de nuestro cerebro disminuyen su tamaño. Esto permite que quede mayor espacio libre entre ellas para que el líquido cefalorráquideo (LCR) encargado de la limpieza pueda fluir mejor por el tejido cerebral. A su paso este fluido arrastra todas las sustancias de desecho que las células han generado durante el día.
Según parece las células del cerebro se encogen un 60% durante el sueño, para que esa limpieza sea más productiva. Los investigadores creen que en esta variación de tamaño está implicada la noradrenalina, una hormona necesaria en situaciones de alerta y cuya producción aumenta en respuesta a situaciones amenazantes.
Este hallazgo tiene también implicaciones en el tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas. El desecho puntual de residuos en el cerebro es crucial cuando se amontonan proteínas tóxicas como la beta-amiloide, implicada en la enfermedad de Alzheimer, que se sabe que se elimina el doble de rápido durante la noche. Además se sabe que en casi todas las enfermedades neurodegenerativas están implicadas proteínas defectuosas que se acumulan en el espacio que queda libre entre las células impidiendo el normal funcionamiento del cerebro.
El cerebro se hace más pequeño durante la noche para darnos más capacidad y rendimiento al día siguiente y se puede decir que la limpieza nocturna nos protege de cierta enfermedades.
¡A dormir tranquilos, porque el cerebro es sabio aunque se reduzca su tamaño!