La expresión “a la tercera va la vencida” se usa para transmitir la idea de que, después de dos intentos fallidos, es muy probable que el tercero resulte exitoso. Invita a no desanimarse por los fracasos iniciales y a seguir insistiendo, porque la perseverancia aumenta las posibilidades de lograr lo que se busca. Se apoya en la experiencia común de que, al repetir una acción, aprendemos de los errores anteriores y afinamos la estrategia.
En la vida cotidiana, se aplica a exámenes, entrevistas, proyectos o cualquier meta personal. Cuando alguien dice esta frase, anima a mantener la confianza y la motivación: los tropiezos previos no son señal de incapacidad, sino parte del proceso de aprendizaje que finalmente conduce al triunfo en el tercer intento.
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Laure Conan 1845-1924. Pseudónimo de Marie-Louise-Félicité Angers. Escritora canadiense.
