Esta frase expresa una mezcla de sentimientos contradictorios en el ámbito del amor. Al decir "¡Ay, amor!", la persona está expresando una especie de lamento o suspiro por los altibajos y las complicaciones que ha experimentado en sus relaciones amorosas.
Cuando agrega "¡Qué mal me gobernaste!", se refiere a que el amor ha tenido un impacto negativo en su vida, como si el sentimiento le hubiera dominado de una manera perjudicial. Esto puede implicar que ha tomado decisiones basadas en sus emociones sin considerar las posibles consecuencias o que ha permitido que el amor provoque desequilibrio y conflictos internos.
Al preguntar "¿Por qué un sentimiento tan dulce me trae tanto dolor, tanto deseo?", muestra confusión y frustración acerca de cómo el amor puede ser agridulce. Experimentar dolor en el amor puede deberse a diversas razones: decepciones, rupturas, falta de reciprocidad o dificultades en la relación. Por otro lado, el deseo intenso puede generar ansiedad y un constante anhelo de la presencia o el afecto de la persona amada.
En resumen, esta frase refleja un conflicto interno entre el deseo de disfrutar el amor y el sufrimiento que este puede conllevar, así como la confusión acerca de cómo un sentimiento que debería ser placentero puede causar tanto dolor.
"El amor es fe y no ciencia."
Francisco de Quevedo 1580-1645. Francisco de Quevedo y Villengas. Escritor español.