Esta frase significa que el amor verdadero no exige ni espera nada a cambio. El amor genuino es capaz de ser paciente y comprensivo, no se enfada fácilmente ni busca vengarse. En resumen, el amor verdadero se basa en dar y aceptar, sin condiciones ni expectativas.
"El amor es la última filosofía de la tierra y del cielo."
Francisco de Quevedo 1580-1645. Francisco de Quevedo y Villengas. Escritor español.