Esta frase podría entenderse de la siguiente manera: Cuando veo que las personas a mi alrededor están felices, eso también me hace sentir feliz a mí mismo.
Digamos que soy una persona que se preocupa por el bienestar de los demás y me alegra verlos contentos. Esto no significa que dependa completamente de la felicidad de los demás para ser feliz, pero sí puedo encontrar satisfacción en su alegría.
Cuando los demás están disfrutando es como si su felicidad se contagiara un poco y contribuyera a mi propio sentimiento de bienestar. Por supuesto, también tengo mi propia fuente interna de felicidad y no necesito depender de los demás para encontrarla, pero compartir momentos alegres con las personas que aprecio es algo que me llena de alegría.
"El amor es la última filosofía de la tierra y del cielo."
Francisco de Quevedo 1580-1645. Francisco de Quevedo y Villengas. Escritor español.