Esta frase expresa que muchas veces, nuestra imaginación y nuestras expectativas sobre algo pueden ser mucho más gratificantes o placenteras que la realidad en sí misma. Es como cuando fantaseamos con algo que deseamos mucho, como un viaje o un nuevo trabajo, y nos emocionamos e ilusionamos con todas las posibilidades que imaginamos. Pero cuando finalmente lo conseguimos, puede que no sea exactamente como lo habíamos imaginado y la realidad no cumpla todas nuestras expectativas.
En el caso de la felicidad, pensar en cómo sería ser feliz puede generar una sensación de bienestar, alegría y plenitud. La imaginamos como algo perfecto y sin preocupaciones, pero cuando la tenemos, muchas veces nos damos cuenta de que no es tan maravillosa como pensábamos. Puede que tengamos momentos de felicidad, pero también tendremos momentos de tristeza, estrés o preocupaciones, ya que la vida siempre está llena de altibajos.
La frase nos invita a disfrutar de nuestra imaginación y fantasías sobre la felicidad, pero también nos recuerda que es importante ser conscientes de que la realidad puede ser diferente y que la verdadera felicidad no es algo permanente, sino una combinación de momentos alegres y difíciles que nos hacen crecer y aprender.
"El amor es fe y no ciencia."
Francisco de Quevedo 1580-1645. Francisco de Quevedo y Villengas. Escritor español.