Esta frase significa que no hay nada más importante que el deber de buscar y cultivar nuestra felicidad.
A veces, nos olvidamos de dedicar tiempo y esfuerzo a nuestra propia felicidad porque nos enfocamos demasiado en nuestras responsabilidades o en complacer a los demás. Sin embargo, es esencial recordar que nuestra propia felicidad también es una responsabilidad y que merecemos priorizarla.
No se trata de ser egoístas, sino de encontrar un equilibrio saludable entre nuestras obligaciones y nuestro bienestar emocional. Al final del día, ser felices no sólo beneficia a nosotros mismos, sino que también nos permite ser mejores personas en nuestras relaciones y contribuir de manera positiva al mundo que nos rodea.
"El amor es la última filosofía de la tierra y del cielo."
Francisco de Quevedo 1580-1645. Francisco de Quevedo y Villengas. Escritor español.