Esta frase significa que nuestra identidad y personalidad están construidas por nuestras acciones y comportamientos diarios. La idea central es que ser excelente en algo no se trata de hacer una sola cosa extraordinaria, sino de convertir esa acción excepcional en un hábito constante.
Imagínate que eres un futbolista. No serías considerado excelente sólo por meter un gol en un partido, sino por entrenar duro todos los días, mantener una disciplina constante y tomar buenas decisiones tanto en el terreno de juego como fuera de él. Es ese compromiso y repetición de acciones lo que te define como un futbolista excelente.
Lo mismo aplica para otras áreas de la vida, como la academia o el trabajo. Si quieres alcanzar la excelencia en algo, debes practicar y hacerlo día tras día, sin parar. No se trata sólo de hacer una acción puntual, sino de convertirla en un hábito arraigado en ti.
Esta frase nos dice que nuestra calidad y éxito en la vida dependen de nuestras acciones cotidianas y de la constancia en ellas. Para ser excelente en algo, es necesario convertir eso en un hábito constante en nuestra vida.
"Da un poco de amor a un niño y ganarás un corazón."
John Ruskin 1819-1900. Crítico y escritor británico.