Significa que cuando hacemos algo que nos obligan a hacer, sin tener verdaderamente ganas de hacerlo, suele resultarnos desagradable. Cuando nos sentimos forzados a realizar una acción que no queremos, nuestro estado de ánimo se ve afectado negativamente y experimentamos sensaciones negativas, como frustración, molestia o descontento.
Imagínate que te piden que limpies tu habitación. Si lo haces porque realmente tienes ganas y te sientes motivado, es posible que lo disfrutes y te sientas satisfecho después. Pero si te obligan a hacerlo y no tienes ganas, es muy probable que no lo disfrutes, que te sientas molesto y que lo hagas con desgana.
En resumen, cuando realizamos acciones forzadas, sin sentirnos realmente motivados, es normal que terminemos sintiéndonos desagradados con la situación.
"Da un poco de amor a un niño y ganarás un corazón."
John Ruskin 1819-1900. Crítico y escritor británico.