La frase significa que cuando un hombre defiende sus ideales, trata de hacer el bien o lucha contra una injusticia, está enviando un mensaje pequeño pero poderoso de esperanza. Es como si cada vez que alguien hace algo positivo, se crea una especie de energía positiva que puede contagiar a los demás y darles un rayito de esperanza en momentos difíciles.
Esa persona está diciendo: "¡Ey, no todo está perdido! Si yo puedo hacer algo, tú también puedes." Es un recordatorio de que cada acción cuenta y que todos podemos marcar la diferencia en el mundo.
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Laure Conan 1845-1924. Pseudónimo de Marie-Louise-Félicité Angers. Escritora canadiense.