Esta frase significa que alguien que tiene la valentía de superar sus propios deseos y tentaciones es más admirable que aquel que sólo se enfoca en derrotar a sus enemigos. Conquistar nuestras propias debilidades y vencer los obstáculos internos requiere un gran esfuerzo y determinación, lo cual es mucho más difícil que enfrentarse a los enemigos externos.
Imagínate a alguien que tiene un deseo fuerte como comerse un pastel, pero está tratando de mantener una dieta saludable. Si esa persona logra resistir y no caer en la tentación de ceder a su deseo, eso requiere una gran fortaleza interna. En contraste, alguien que se dedica únicamente a derrotar a sus enemigos está poniendo su atención y esfuerzo en la lucha externa, pero no necesariamente está trabajando en sí mismo.
Por eso, se considera más valiente a aquel que conquista sus propios deseos y debilidades, porque está genuinamente enfrentando sus propios miedos y dificultades internas. Es una batalla personal y auténtica, y la victoria en esta lucha interna es la más difícil de todas.
"Da un poco de amor a un niño y ganarás un corazón."
John Ruskin 1819-1900. Crítico y escritor británico.