La expresión describe la hipocresía de quien reprocha a otro un defecto que él mismo tiene. La sartén, ennegrecida por el hollín del fuego, le dice al cazo que se aparte para no ensuciarla, como si ella estuviera limpia. El contraste produce un efecto irónico: ambos utensilios están igual de tiznados, de modo que la queja carece de sentido.
Se usa para señalar cuando alguien critica o censura a otra persona sin reconocer que actúa de la misma manera o incluso peor. Es un recordatorio de que, antes de juzgar, conviene mirarse a uno mismo y admitir los propios errores.
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Laure Conan 1845-1924. Pseudónimo de Marie-Louise-Félicité Angers. Escritora canadiense.
