Esta frase significa que educar no se trata solo de enseñar habilidades y conocimientos que puedan ayudarnos a tener empleo y ganarnos la vida, sino de desarrollar la fortaleza interna necesaria para enfrentar los desafíos que la vida nos presenta.
Imagínate que la educación es como un entrenamiento para el alma. No se trata sólo de memorizar fórmulas matemáticas o fechas históricas, sino de aprender a manejar nuestras emociones, a desarrollar nuestra resiliencia y a encontrar la motivación y la perseverancia para superar los obstáculos que se nos presenten.
Es como cuando vas al gimnasio: no sólo quieres tener músculos grandes y fuertes, sino también estar en forma y tener la resistencia necesaria para enfrentar cualquier desafío físico que se te presente. En la educación, ocurre algo similar, pero en lugar de desarrollar nuestros músculos, estamos templando nuestra alma para enfrentar los problemas y dificultades de la vida con valentía y confianza.
"El amor es fe y no ciencia."
Francisco de Quevedo 1580-1645. Francisco de Quevedo y Villengas. Escritor español.