Esta frase nos dice que una persona sabia no necesita hablar constantemente o decir todo lo que piensa. En cambio, cuando habla, siempre ha considerado cuidadosamente sus palabras y ha pensado en lo que va a decir. Es como si hubiera filtrado sus pensamientos y sólo expresara lo que cree que es necesario o significativo. En pocas palabras, esta frase nos recuerda que ser sabio implica reflexionar antes de hablar y asegurarse de que nuestras palabras sean coherentes con nuestros pensamientos.
"Da un poco de amor a un niño y ganarás un corazón."
John Ruskin 1819-1900. Crítico y escritor británico.