La ansiedad es una emoción natural que todos experimentamos en ciertas circunstancias, como antes de un examen, una entrevista laboral o cuando nos enfrentamos una amenaza real. Se considera una emoción orientada hacia el futuro, ya que implica preocuparse por eventos que aún no han tenido lugar. Sin embargo, ¿cómo podemos distinguir si esta preocupación se convierte en un problema? Aquí te proporcionamos algunas pautas para identificar las diferencias entre la ansiedad normal y la patológica:
Ansiedad Normal:
Es una respuesta natural al estrés, siendo una reacción emocional acorde a situaciones estresantes.
Desaparece cuando la situación estresante concluye.
Facilita la adaptación a los desafíos, al prepararnos y movilizar nuestros recursos.
No interfiere significativamente en la vida cotidiana, permitiendo que podamos mantener una vida normal y, generalmente, es manejable.
Los síntomas físicos y emocionales de la ansiedad común son temporales e incluyen nerviosismo, sudoración, palpitaciones y preocupación. Por lo general, no requiere tratamiento profesional, ya que tiende a disminuir por sí sola una vez que se resuelve la situación que nos preocupa.
Ansiedad Patológica:
Se caracteriza por ser extremadamente intensa y prolongada en el tiempo.
No tiene vinculación a una situación específica, la ansiedad patológica puede surgir sin una amenaza evidente y no siempre está relacionada con una causa concreta.
El grado de ansiedad experimentado suele ser desproporcionado en relación con la situación que podría justificarlo.
Los síntomas físicos suelen ser muy molestos:
Palpitaciones y taquicardia.
Diarreas y dolor abdominal.
Sudoración excesiva.
Tensión muscular constante, que puede provocar dolores musculares y rigidez.
Y los síntomas emocionales pueden llegar a ser incapacitantes:
Preocupación excesiva y rumiación constante de pensamientos negativos.
Irritabilidad crónica.
Sensación de peligro inminente, incluso en ausencia de amenazas reales.
Miedo a volverse loco.
Desrealización o alteración pasajera de la percepción: sentirse fuera de la realidad y del propio cuerpo.
Por todo lo anterior, sería interesante prestarle atención y cuidado, apoyándose en un profesional.
La ansiedad patológica es como una lente distorsionada que altera nuestra percepción de la realidad. Es crucial desmontar el mito de que es una condena perpetua sin cura pues la neurociencia muestra que es posible entrenar la mente y superarla.
Y cómo se entrena la mente, quizá te preguntes. Aquí tienes un pequeño adelanto: "No creas todo lo que te dice tu mente".
Ten presente como dice Ralph Waldo Emerson: "Solo tú tienes el poder de encontrar la paz interior".
"La verdadera felicidad consiste en hacer el bien."
Aristóteles 384 AC-322 AC. Filósofo griego.