¿Qué tal si exploramos la empatía para forjar conexiones más profundas en nuestras relaciones? Como dice Carl Rogers, la empatía implica ver el mundo a través de los ojos del otro, no simplemente ver nuestro reflejo en sus ojos. O, como lo expresa de manera sencilla Mohsin Hamid, se trata de encontrar ecos de otra persona en nosotros mismos.
Para mí, la empatía es la capacidad de conectar los corazones en un solo sentir. Que a pesar de que la mente no comparta lo que dice la otra persona y juzgue la situación de forma distinta, podamos silenciarla para escuchar el latir del otro e unirnos a su compás. Como dice Alfred Adler, "Mira con los ojos de otro, escucha con los oídos de otro y siente con el corazón de otro".
Ahora, pasando a una visión más avanzada de la empatía, ¿sabías que desde una perspectiva psicológica existen tres niveles de empatía? Cada nivel nos acerca a una conexión emocional más profunda y una comprensión más completa de las experiencias y emociones de los demás:
1. Empatía Cognitiva: Es el "¡ahá mental!", donde comprendemos la perspectiva y emociones de los demás. ¿Y cómo podemos practicar esta habilidad? Ejercitando la escucha activa y formulando preguntas abiertas que nos ayuden a comprender las emociones de otras personas. Por ejemplo, podríamos dedicar tiempo a hablar con alguien y realmente prestar atención a sus palabras y gestos, buscando entender cómo se sienten y qué están pensando. También puedes probar a redactar un diario de emociones semanal que te ayude a nombrar tus propias emociones y después compartirlo con alguien que también haya hecho ese diario, para que te ayude a reconocer el sentir de los demás.
2. Empatía Emocional: Va más allá de la comprensión intelectual y nos permite sentir las emociones de otra persona como si fueran propias, es como sintonizar la misma frecuencia emocional, creando un vínculo invisible pero poderoso. ¿Cómo lo logramos? Poniendo atención a las señales no verbales, como el lenguaje corporal y las expresiones faciales. Además, participando en actividades que nos ayuden a conectarnos emocionalmente con los demás. Por ejemplo, podríamos organizar un evento donde compartamos nuestras experiencias emocionales a través del arte: como la pintura, la poesía o la música. Otra forma de practicar esto podría ser a través de la "meditación de la compasión", que se puede encontrar en recursos en línea.
3. Empatía Compasiva: Aquí es donde la empatía se convierte en acción y es un motor para el cambio. Es dar un paso adelante, extendiendo una mano compasiva para apoyar y ayudar a quienes lo necesitan. Es ese deseo genuino de aliviar el sufrimiento o ayudar de alguna manera práctica. ¿Cómo entrenarla? Estando atentos a las necesidades de los demás y ofreciendo apoyo emocional y práctico. Por ejemplo, podríamos organizar un día de acción compasiva donde llevemos a cabo pequeños actos de bondad, como colaborar con organizaciones como la Cruz Roja, realizar acciones para la comunidad o ayudar a los grupos más desfavorecidos.
¿Te animas a poner en práctica la empatía en tu vida diaria?
"La empatía consiste en la habilidad de estar presente sin opinión". Marshall Rosenberg.
"Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo."
Publio Siro 85 a.C - 43 a.C. Publius o Publilius Syrus. Poeta dramático romano nacido en Siria, de ahí su nombre de Syrus.