Esta frase, desde una perspectiva psicológica, nos invita a cambiar nuestra forma de ver la vida. Nos dice que la vida no es algo que debamos tratar como un problema que necesita ser solucionado, sino más bien como un misterio que debe ser experimentado y disfrutado.
Imagínalo de esta manera: en lugar de preocuparnos constantemente por encontrar todas las respuestas y soluciones para cada aspecto de nuestra vida, podemos aprender a aceptar las incertidumbres y las cosas que no podemos controlar. Podemos encontrar belleza y sentido en las experiencias que nos brinda la vida, incluso en las dificultades y los desafíos.
En lugar de obsesionarnos con tener todas las respuestas y el control total, podemos adoptar una actitud de curiosidad y asombro hacia lo desconocido. Podemos aprender a vivir el momento presente y aprovechar al máximo cada experiencia, permitiendo que la vida nos sorprenda y nos enseñe cosas nuevas.
Así que, en resumen, esta frase nos recuerda que no debemos tratar de resolver todos los problemas de la vida, sino más bien aprovecharla como una experiencia misteriosa y cautivadora.
"El amor es fe y no ciencia."
Francisco de Quevedo 1580-1645. Francisco de Quevedo y Villengas. Escritor español.