¿EXISTEN LOS REYES MAGOS?

En una ocasión, el pequeño Juan sorprendió a sus padres con una pregunta que dejó un silencio tenso en el aire: "Papis, ¿existen los Reyes Magos?".

Los padres intercambiaron miradas, tratando de descifrar la razón detrás de esa inquisitiva pregunta.

"¿Y tú qué piensas, hijo?", respondieron con cautela.

"No lo sé. A veces creo que sí, porque sé que vosotros no me engañaríais, pero otros niños en la escuela dicen lo contrario..."

Los padres volvieron a intercambiar miradas, y el niño continuó con los ojos humedecidos, "entonces, ¿es verdad? ¡Me habéis estado engañando!"

"No, cariño, no te hemos engañado", dijo el padre, tomándole el rostro a Juan con ternura. "Los Reyes Magos existen de una manera especial. Permítenos contarte una historia":

"Cuando el Niño Jesús nació, tres sabios de Oriente, guiados por una brillante estrella, llegaron al pesebre para adorarlo. Le llevaron regalos como muestra de amor y respeto, y el Niño se llenó de felicidad. Viendo esta alegría, Melchor, el más anciano de los sabios, propuso algo extraordinario.

Sería maravilloso ver a todos los niños tan felices como este Niño, dijo Melchor. Y así, nació la idea de llevar regalos a todos los niños del mundo.

Pero, ¿cómo podríamos hacerlo?, reflexionó Gaspar, otro de los sabios. Somos magos, pero somos ancianos y no podríamos llegar a tantos niños.

Baltasar, el tercer sabio, agregó: 'Es una hermosa idea, pero es difícil de lograr.

Entonces, el Niño Jesús, desde su cunita, sonrió y la voz de Dios se hizo presente: Sois buenos y vuestro deseo es noble. Os ayudaré. ¿Qué necesitáis?

Los sabios expresaron su necesidad de muchos pajes que quisieran mucho a los niños y conocieran sus deseos. Y Dios, con sabiduría, dijo: ¿Hay alguien que ame más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

Así, en nombre de los tres Reyes Magos, Dios ordenó que, en Navidad, todos los padres se convirtieran en sus pajes, entregando regalos a sus hijos como muestra de amor. Y cuando los niños fueran lo suficientemente mayores, los padres les contarían esta historia, y a partir de entonces, los niños también compartirían regalos con sus padres en muestra de cariño".

Cuando terminaron de contar la historia, Juan se levantó, dio un beso a sus padres y dijo: "Ahora entiendo todo, papis. Estoy feliz de saber que me quieren y no me habéis engañado".

Todos se abrazaron, y desde el cielo, tres Reyes Magos sonreían satisfechos al ver la escena.