Tanzan Y Ekido iban un día por un camino embarrado. Caía una fuerte lluvia. Al llegar a un recondo, se encontraron a una joven encantadora con kimono y faja de seda, que no podía atravesar el cruce.
- "Vamos, muchacha", dijo Tanzan enseguida, y alzándola en brazos la pasó.
Ekido no volvió a hablar hasta la noche, cuando llegaron a alojarse en un templo. Entonces no pudo contenerse más: "Nosotros los monjes, no debemos acercarnos a las mujeres", le dijo a Tanzan, "especialmente a las jóvenes y bonitas. Es peligroso. ¿Por qué hizo usted eso?".
- "Yo dejé a la chica allá atrás", dijo Tanzan. "¿Usted todavía la está cargando?".
Día a día llevamos a cuestas dilemas mentales que son más pesados que cualquier carga física. A veces, no nos corresponden porque son de otras personas pero todo lo cogemos y nos olvidamos de descargarlo. Aprende a escoger lo que coges y más aún A SOLTARLO.