Había una vez un granjero que tenía un asno muy viejo. Un día, mientras el asno estaba caminando por un prado, pisó sobre unas tablas que estaban en el suelo, se rompieron y el asno cayó al fondo de un pozo abandonado.
Atrapado en el fondo del pozo el asno comenzó a rebuznar muy alto. Casualmente, el granjero oyó los rebuznos y se dirigió al prado para ver qué pasaba. Pensó mucho cuando encontró al asno allí abajo. El asno era excesivamente viejo y ya no podía realizar ningún trabajo en la granja. El granjero decidió que enterraría al viejo asno en el fondo del pozo, ya que no valía la pena sacar al burro puesto que ya no era útil.
Una vez tomada esta decisión, se dirigió a sus vecinos para pedirles que vinieran al prado con sus palas. Cuando empezaron a echar tierra encima del asno, éste se puso aún más inquieto de lo que estaba. No sólo estaba atrapado, sino que, además, lo estaban enterrando en el mismo agujero.
El burro, en un primer momento, triste y desesperado se rindió y se tumbó esperando su final. Pero al estremecerse en llanto, se sacudió y la tierra cayó de su lomo de modo que empezó a cubrir sus patas. Entonces, el asno levantó sus cascos, los agitó, y cuando los volvió a poner sobre el suelo, estaban un poquito más altos de lo que habían estado momentos antes. El burro sacudía la tierra y daba un paso encima.
Para sorpresa de todos, antes de que el día hubiese acabado, el asno apisonó la última palada de tierra, llegó a la boca del pozo y salió del agujero.
Ante los problemas, un lema: SACÚDETE Y DA UN PASO HACIA ARRIBA.
Concibe los problemas como retos que te ayudarán a crecer y te llevarán más allá del agujero en el que te encontrabas.
"La verdadera felicidad consiste en hacer el bien."
Aristóteles 384 AC-322 AC. Filósofo griego.