En un reino lejano, un rey decidió colocar una inmensa roca en medio del camino principal que conducía a su reino, con la intención de observar si alguien se atrevía a retirarla. Luego se escondió, esperando a ver qué sucedía.
Los comerciantes más acomodados del reino y algunos cortesanos simplemente optaron por evitar la roca, rodeándola sin hacer ningún esfuerzo adicional. Algunos se detuvieron brevemente para quejarse y culpar al rey por no mantener los caminos despejados, pero ninguno se aventuró a remover el obstáculo.
De pronto, un campesino llegó al camino con una carga de verduras. La posó en el suelo y estudió detenidamente la roca que bloqueaba su paso. Con determinación, intentó moverla, empujándola y utilizando una rama que encontró a un lado del camino como palanca. Tras un arduo esfuerzo, finalmente logró apartar la roca.
Mientras recogía sus verduras, descubrió algo sorprendente: una bolsa yacía en el lugar donde antes se encontraba la roca. La bolsa estaba repleta de monedas de oro y contenía una nota del rey, agradeciéndole por su valentía y recompensándolo por su determinación al despejar el camino.
El humilde campesino entendió una valiosa lección que los demás habían pasado por alto: Cada obstáculo superado representa una oportunidad para mejorar nuestra propia situación.
"La verdadera felicidad consiste en hacer el bien."
Aristóteles 384 AC-322 AC. Filósofo griego.